Mobiliario adecuado para la sedentación
El mobiliario se tiene que adaptar a las características de nuestra columna vertebral. En este sentido, nos podemos preguntar ¿Qué características deben poseer las sillas en las que nos sentamos?
En primer lugar, es imprescindible que tenga un respaldo e, idealmente, debe de tener respaldo para la zona lumbar. Evitando las que tienen respaldos parciales (sólo en la zona torácica). Además, la altura de dicho respaldo no debe sobrepasar el ángulo inferior de las escápulas. Si supera este ángulo se produce un roce entre el respaldo y la escápula que produce molestias. Esto hace que nos inclinemos hacia delante, separándonos del respaldo y se aumenta la curvatura dorsal.
Otra cuestión a considerar, es que si la silla tiene un respaldo lumbar sería interesante que sobresaliera 1 o 2 centímetros para que se adapte a la curvatura lumbar.
La base de la silla no debe ser demasiado grande. Debe permitir flexionar las rodillas, sin que roce la parte posterior de la rodilla con el borde del asiento. Si rozara, sentiríamos molestias y para evitarlas desplazaríamos la cadera hacia delante (rectificando la lordosis lumbar).
Si la silla tiene soportes debajo del asiento, éstos deben permitirnos flexionar las rodillas más de 90º. Esto es, meter los pies debajo de la silla. Si no nos lo permite nos desplazamos hacia delante realizando un apoyo isquio-sacro, como en el caso anterior.
La altura de las sillas debe permitir el apoyo total de las plantas de los pies en el suelo.
En relación a las mesas, sería ideal que estuviera inclinada hacia delante. De esta forma no nos inclinamos hacia delante, adoptanto posturas cifóticas (encorvamiento hacia delante), lo que aumenta las cargas en los discos intervertebrales.
Tras la lectura de este artículo, sabríais decirme si las sillas del instituto y las de vuestras casas son apropiadas.