Trabajo compensatorio para la carrera

A continuación voy a escribir un artículo, basandome en el realizado por Joan Rius Sant en el número 62 de la revista SporTraining.
En cualquier tipo de actividad física existe un riesgo, ya que son actividades en las cuales nuestro cuerpo está en movimiento y podemos lesionarnos. Muchas veces tomamos precauciones para evitar los más evidentes, pero existen una serie de riesgos debido al desconocimiento de la actividad que muchas veces se nos pasan por alto. Este tipo se conoce como riesgo latente. A lo largo de estos párrafos veremos el riesgo latente que rodea a la carrera y la forma de evitarlo.
Un aspecto fundamental que tenemos que tener en cuenta a la hora de realizar running es la prevención del desgaste osteoarticular. En este sentido, Joan Rius expone que "entrenar sin un importante trabajo compensatorio, con una mala técnica de carrera y con déficits de fuerza aumenta exponencialmente el riesgo de lesiones osteoarticulares". Este tipo de lesiones, a diferencia de las musculares, se gestan durante años y cuando los síntomas aparecen ya no hay remedio.
Con una mecánica de carrera deficiente y con deficiencias en los músculos que forman el core y el tronco, los procesos degenerativos del aparato locomotor llegarán muchos años antes. Así, debemos concienciarnos del peligro que supone no disponer de una faja muscular abdominal y de unos anclajes intervertebrales potentes. Las deficiencias en este conjunto desestabilizan las articulaciones intervertebrales y el anclaje de la columna con el sacro.
Un adecuado trabajo pélvico y de tronco supone:
- Mejorar la fijación entre vértebras, aumentando su estabilidad y reduciendo movimientos peligrosos como cizallamientos y torsiones.
- Mejorar la amortiguación entre vértebras. La acción de los discos intervertebrales no es suficiente para amortiguar los impactos recibidos en la carrera. Una buena musculatura paravertebral paliará las presiones sobre los discos intervertebrales (aumentando de esta forma su vida útil).
- Mejorar la transmisión del impulso de las piernas al avance de las caderas. Lo cual nos permite avanzar más, gastando menos energía (aumento de la eficacia de la carrera). La mejora de la fuerza de la musculatura del core (suelo pélvico, transverso, recto abdominal y diafragma) será la encargada de dicha mejora.